Durante mi campaña como candidato a consejero regional por la provincia Cardenal Caro, planteé una idea que algunos consideraron ambiciosa, pero que estoy convencido de que es completamente posible: la instalación de una sede de la Universidad Regional en nuestra provincia. Esto no es solo un sueño, sino una necesidad estratégica para nuestro desarrollo.
Cardenal Caro es conocida por su riqueza turística, su historia y sus paisajes únicos. Sin embargo, nunca se le ha proyectado como un lugar de conocimiento, ciencia o innovación. Nuestra juventud, en su mayoría, se ve obligada a emigrar si desea acceder a la educación superior, dejando atrás a sus familias y sus raíces. Es una realidad que podemos y debemos transformar.
Si bien ya contamos con una sede del Centro de Formación Técnica (CFT) estatal, que ha significado un avance importante, debemos mirar más allá. Mientras el CFT se enfoca en formar técnicos para satisfacer ciertas necesidades, una universidad tiene el potencial de generar conocimiento que trascienda las fronteras de nuestra provincia y tenga un impacto global.
Actualmente, la Universidad de O’Higgins tiene sedes en Rancagua, en la provincia de Cachapoal, y en San Fernando, en la provincia de Colchagua. Estas provincias ya gozan de centros académicos que no solo forman profesionales, sino que también impulsan el desarrollo económico, científico y social. Cardenal Caro, en cambio, sigue siendo la única provincia de la región que no cuenta con una sede universitaria, perpetuando una histórica brecha en oportunidades educativas. ¿Por qué no extender ese mismo progreso a Pichilemu, en la provincia Cardenal Caro?
La ausencia de una universidad en nuestra provincia no solo limita el acceso de los jóvenes a la educación superior, sino que también restringe las posibilidades de desarrollo local. Las familias ven partir a sus hijos para estudiar en otras ciudades, con todos los costos que ello implica, y muchas veces, esos jóvenes no regresan debido a la falta de oportunidades laborales.
Sin embargo, nuestra provincia tiene el potencial de convertirse en un referente académico. Tenemos todo para cambiar esa narrativa. Nuestra provincia cuenta con recursos naturales y características únicas que podrían convertirse en pilares para el desarrollo académico. Tenemos una costa que, desde el punto de vista científico, es un tesoro inexplorado. Su biodiversidad podría ser el centro de investigaciones en biología marina y ciencias del mar. Además, contamos con una falla geológica que despierta el interés de los expertos en sismología; una industria forestal que podría impulsar estudios en manejo sostenible de recursos; y energías renovables, con nuestras numerosas plantas solares y eólicas. ¿Por qué no ser el lugar donde estos campos se desarrollen y se lleven al siguiente nivel?
La instalación de una universidad en Cardenal Caro no sería solo un beneficio para los estudiantes; transformaría a toda la comunidad. La llegada de un centro universitario impulsa el comercio, crea empleo, fomenta la creación de nuevas empresas y mejora la infraestructura. Además, genera un sentido de pertenencia y orgullo local que es fundamental para el desarrollo de cualquier territorio.
No se trata solo de aspirar a algo mejor para nuestra provincia, sino de exigir lo que nos corresponde como parte integral de la región de O’Higgins. Si Cachapoal y Colchagua ya cuentan con sedes universitarias, ¿por qué no Cardenal Caro? No hay razón para que nuestra provincia siga siendo relegada. Una sede de la Universidad Regional no es un lujo; es un derecho que hemos postergado por demasiado tiempo.
Este proyecto no será fácil, pero es completamente alcanzable. Requiere la voluntad política de las autoridades regionales, el compromiso de la Universidad de O’Higgins y el apoyo de toda la comunidad. Si trabajamos juntos, podemos hacer realidad esta idea y dar a Cardenal Caro el lugar que merece en el mapa del desarrollo académico y científico del país.
Soñar con una universidad en nuestra provincia no es un lujo; es un objetivo justo y necesario. Es hora de que nuestra juventud tenga las oportunidades que merece y de que Cardenal Caro deje de ser la provincia olvidada y rezagada. Es hora de hacer realidad este sueño. Con visión y esfuerzo colectivo, podemos transformar nuestro futuro. Por ti, por mí, por Cardenal Caro.