En Chile, el centralismo es una característica conocida y criticada, no solo a nivel nacional, con la predominancia de Santiago sobre el resto del país, sino también dentro de las propias regiones. Este centralismo intraregional significa que las provincias y comunas más alejadas de las capitales regionales a menudo quedan relegadas en términos de recursos, atención y desarrollo. La provincia Cardenal Caro no es la excepción a esta regla.
El centralismo intraregional se manifiesta de diversas formas. En primer lugar, existe una concentración de servicios y oportunidades en las ciudades capitales, como Rancagua, en detrimento de otras localidades. Los habitantes de comunas como Navidad, Paredones y La Estrella, a menudo deben trasladarse a la capital regional para acceder a servicios de salud especializados, educación superior, y trámites gubernamentales, generando un desequilibrio en la calidad de vida y el acceso a oportunidades. En el caso de Navidad, el problema del acceso a la salud ha sido parcialmente subsanado con una solución fuera de la región: los pacientes se integran a la red de San Antonio, en la región de Valparaíso. Lo anterior solo ejemplifica el grave problema a que nos enfrentamos en nuestra provincia, y también en general en nuestro país.
La infraestructura es otro ámbito donde el centralismo intraregional se hace evidente. Las inversiones en carreteras, transporte público y comunicaciones tienden a favorecer las zonas urbanas principales. Las rutas hacia comunas más rurales suelen estar en peores condiciones, y la falta de transporte público eficiente dificulta la movilidad de los residentes. Esta situación no solo afecta la vida cotidiana de las personas, sino que también limita el desarrollo económico de estas áreas, afectando áreas clave como el turismo.
El centralismo intraregional también se refleja en la asignación de recursos fiscales. A pesar de que todas las comunas contribuyen al presupuesto regional, la distribución de estos fondos no siempre es equitativa. Las comunas más alejadas y menos pobladas suelen recibir menos recursos, lo que impide que puedan desarrollar proyectos de infraestructura, educación, salud y cultura que son esenciales para su crecimiento y bienestar.
La política y la representación también son factores clave en esta dinámica. Las decisiones importantes a menudo se toman en la capital regional, y los representantes de las comunas más pequeñas tienen menos influencia y visibilidad. Solo dos personas representan a la provincia Cardenal Caro en el Consejo Regional, que está integrado por veinte personas. Al gobernador regional le bastan los votos de la provincia de Cachapoal para ser elegido; y con ello, las decisiones más importantes quedan radicadas en el seno de otros territorios. Esto perpetúa un ciclo donde las necesidades y demandas de nuestra provincia no son adecuadamente atendidas, y sus problemas específicos no se abordan con la urgencia que merecen.
El centralismo intraregional es una realidad que afecta negativamente a muchas provincias y comunas en Chile. Abordar este problema requiere un compromiso decidido por parte de las autoridades regionales y nacionales, así como una mayor conciencia y participación por parte de la ciudadanía. Solo a través de un esfuerzo conjunto se podrá lograr un desarrollo más equilibrado y justo para todas las regiones del país, y en especial, para nuestra provincia Cardenal Caro.