Hoy estuve en Rinconada de Alcones, una localidad de la comuna de Marchigüe. Mientras recorría, tuve el honor de conocer a personas que encarnan el espíritu de lucha y esfuerzo que caracteriza a nuestra provincia Cardenal Caro.
Uno de ellos fue Bernardo Guerrero, un hombre que no solo trabaja incansablemente por su familia, sino que también ha dedicado su vida al servicio. Bernardo, quien fue candidato a concejal por Marchigüe hace unos años, me habló con el corazón sobre sus sueños para Rinconada de Alcones. Me mostró su hogar y su trabajo, y me compartió su mayor anhelo: que su localidad no sea olvidada, que sus necesidades no queden relegadas a un segundo plano.
La señora María Pérez, junto a muchos otros vecinos, nos recibió con un cariño inmenso. Me hablaron de sus preocupaciones, de la falta de oportunidades y del deseo profundo de ver un progreso real en su localidad y en toda la comuna. No piden favores, solo exigen atención, que sus voces sean escuchadas y que las promesas se transformen en acciones concretas.
Como candidato a consejero regional, quiero ser el puente entre esas voces y las decisiones que afectan a toda nuestra provincia. No me limito a representar a Pichilemu, aunque sea mi hogar; mi compromiso es con cada una de las seis comunas de la provincia Cardenal Caro. Algunos tienen comunas predilectas, priorizando los intereses de unos pocos sobre el bienestar de todos. Yo rechazo ese sectarismo y esa mezquindad. Mi compromiso es claro: quiero ser un representante de todas y todos, sin distinciones ni favoritismos.
Rinconada de Alcones, Marchigüe y cada rincón de nuestra provincia merecen un futuro mejor. En mí, todos los alconinos y marchiguanos encontrarán un aliado decidido, dispuesto a luchar por las obras de progreso que la comuna necesita y que por tanto tiempo han sido postergadas.
Esta lucha no es solo mía: es de todos nosotros. Juntos, podemos construir una provincia más justa, equitativa y con oportunidades para todos. ¡No hay localidad pequeña cuando el compromiso es grande! ¡Por ti, por mí, por Marchigüe y por Cardenal Caro!